El polémico precio de la cultura

Estoy de enhorabuena. Con motivo de la finalización de mi primer ciclo de 90 días en el programa KDP Select de Amazon, del que ya os hablé en un post anterior, el domingo 15 de noviembre de 2015 comencé la promoción gratuita de mi libro Off: cuando el mundo se apague, la luz buscará otros caminos para brillar.

Finalizada la promoción, ha alcanzado un éxito sin precedentes (para mi sorpresa). Ha sido nº1 en descargas en el ranking global de los gratuitos en Amazon España. También ha alcanzado el primer puesto en la categoría de Acción y Aventura tanto en EEUU (para ebooks en español) como en México. ¡Unos datos realmente estratosféricos!

Número 1 en todo!!!! - Recortado.jpg

Para que os hagáis una idea de las cifras, durante dos días llegó a superar las 100 descargas diarias, que eran más del total de ventas en digital más papel que llevaba hasta la fecha. Es evidente que la respuesta a la hipotética pregunta que se barrunta en la cabeza es la siguiente: el precio es el culpable.

A todos nos gusta lo gratis. Es lógico. Nuestro cerebro es un experto economista que, a cada momento, evalúa con matemática precisión todas las opciones posibles que se le presentan. Las sopesa en su balanza de pros y contras y anota los resultados en su balance contable mental. Cuando pagamos por algo, por lo que sea, nuestro cerebro apunta esa cantidad en el debe y espera, pacientemente, a finalizar la transacción para ver qué tal ha ido. Sólo si la recompensa (anotada en el haber para seguir con la analogía) supera el gasto, la dará por buena. Por eso, cuando se le presenta una oportunidad de adquirir un entretenimiento sin coste, no se lo piensa dos veces: a todas luces resultará una transacción segura. Si el bien adquirido no cumple con lo esperado, da igual, al fin y al cabo no ha costado nada…

¿Y todo esto para qué?

Para decir que estamos mal acostumbrando a nuestro cerebro. Le estamos obligando a ajustar su balanza de recompensas, cada vez, con un baremo más fino. No hay más que ver la lista de los libros más vendidos (los de pago, no los gratis). La mayoría no supera los 2,99€.

En cualquier caso, yo no me puedo quejar. Mi caso es el de un escritor que está comenzando, y cuanto más difusión tengan mis libros, pese al precio, mejor que mejor. Siempre he dicho que la principal misión de un escritor es que le lean. Escribir-leer es el mismo concepto visto desde dos ángulos distintos, como la onda-corpúsculo de la física que tanto me gusta. En cambio, escribir-vender, si bien es un objetivo sano, loable y al que todo escritor aspira, no debería ser el fin último. Al fin y al cabo no estamos aquí para regalar a diestro y siniestro. ¡Ojalá me lo pudiera permitir! Si tuviera una vida acomodada, me daría a la escritura por el simple placer de hacerlo, pero todavía no es el caso.

El precio

Por eso, en algún momento hay que ponerle precio a nuestras obras. ¿Y qué precio tiene la cultura? Una pregunta polémica. Tendemos a valorar la cultura muy por debajo de lo que vale. ¿Por qué? No existe una respuesta universal. Unas veces porque simplemente pensamos que las obras brotan espontáneamente de los árboles, otras porque, dado el supuesto volumen de ventas que va a tener el autor a lo largo de la vida de su obra, ya está bien con que por parte de cada uno se aporte lo menos posible. Ya se sabe, un montón de granitos de arena hacen un desierto.

El viernes 20 de noviembre, cuando acabe la promoción, pondré Off al precio de 0,99€. Un euro a cambio de un libro (digital) de 584 páginas en la que he invertido dos años de trabajo. Si el libro se vendiera una sola vez sería un mal negocio sin duda. Mi objetivo, evidentemente, es que se venda muchas. Eso es lo que se llama jugar con la elasticidad de la demanda. El mundo editorial, a mi modo de ver y más con las plataformas como Amazon que permiten la autoedición, es muy elástico. O sea, ante variaciones del precio las ventas también varían.

Como última reflexión, pongo, por ejemplo, el caso de El marciano. El libro de Andy Weir que se ha hecho hiper famoso y que Ridley Scott, ni más ni menos, ha llevado al cine bajo el título de Marte (con Matt Daemon como protagonista). Palabras mayores, oiga. Vaya por delante que no tengo el ebook pero sí he ido a ver la película. Me ha encantado, me parece una historia muy bien contada. Muy inteligente y con ritmo. Entiendo que el libro, por tanto, será igual o mejor.

El ebook está al precio de 7,59€ en español. ¿Caro o barato? Antes de conocerlo me pareció «carísimo», pero ¿realmente es un precio caro? Dado que un ebook no es algo tangible como un libro en papel, tendemos a infravalorarlo automáticamente. Nuestro cerebro nos advierte que la balanza contable se puede descompensar en exceso si el libro no satisface nuestras expectativas y, por ello, rechaza la transacción. Eso sí, el día del cine no tuve reparos en dejarme casi 10€ en un cubo de palomitas con coca-cola. Y aquí no pasa nada. Así somos.

Ojalá llegue el día que valoremos la cultura en su justa medida y los libros alcancen el estatus que se merecen.

 



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